SIN TEMOR NI TEMBLOR CAPÍTULO 6

 

CAPÍTULO 6 : MUY HUMANOS Y CONTENTOS DE SERLO


A continuación se explica como el poder del Estado va disminuyendo el dominio de la iglesia sobre los ciudadanos y como ámbitos como el arte, el pensamiento y las universidades caen en manos del Estado. Aunque la iglesia mantenía una gran influencia, ya no ejercían el poder absoluto, y ya la teología pasó a un segundo plano, convirtiéndose en el asunto central de las cosas el hombre en sí y sus capacidades humanas. El manifiesto sin duda de esta nueva tendencia fue “El Discurso sobre la dignidad del hombre”, o llamado por algunos “el manifiesto  del humanismo renacentista”. En él, se cuenta un mito en el que Dios reparte entre todas las criaturas diversos bienes en relación a la escala, donde en lo más alto se encontraban los ángeles y en lo más bajo el hombre. Cuando Dios llegó al hombre se quedó sin bienes, pero le otorgó la ventaja de la libertad, dónde gracias a la imaginación podría llegar incluso a lo más alto de la escala.


 El intelectualista más influyente de esta época fue Desiderio Erasmo, era un hombre viajero e independiente. Para él, el ser humano estaba loco, ya que se alimentaba de obsesiones fantásticas que se las tomaba en serio, como la política, la religión, el amor… Algunas de ellas nos permitía disfrutar más de la vida, pero otras, eran motivo de guerras o persecuciones. A pesar de ser un hombre religioso, era muy crítico con la iglesia y sobre todo con los papás, ya que la vida que llevaban llena de lujos parecían príncipes, y no sacerdotes ni representantes de la humildad cristiana. Y respecto al hombre, resalta que no está hecho para enfrentarse a los demás en la guerra en las que van a causa de que le han comido el coco debido a la ambición de conseguir la riqueza ajena, sino que el hombre es el único animal nacido exclusivamente para la amistad y la madurez que se consigue por el apoyo mutuo.



 En uno de sus viajes, conoció al filósofo Canciller Moro,con quien compartía bastantes opiniones. Este, era el autor de la novela Utopía, que trata sobre un mundo en el que no existe ni la propiedad privada ni el dinero, todos sus individuos trabajan, y su religión se basa en la inmortalidad del alma. Otro de los autores de este renacimiento que encontramos es Michel Montaigne, destacado por su escepticismo, es decir, la duda respecto a lo que podemos saber. Para él, todo lo que ocupa la vida es digno de atención, desde las funciones fisiológicas hasta nuestras enfermedades. 


Sin duda, esta etapa fue marcada también por Nicolas Maquiavelo, historiador dedicado a hacer política ya reflexionar sobre ella.Su patria aún no existía para él, Italia lo veía como un mosaico de ciudades dónde los reyes de España y Francia hacían y deshacían sus conveniencias, él buscaba que los italianos se unificarán entre sí para recuperar la antigua Roma. Para ello, justificaba que era necesario un buen gobernador, pero que con ello no quería decir una buena persona, sino alguien temido pero eficaz. Esto convirtió a Maquiavelo en el padre de “La razón del Estado”, es decir, la justificación por el bien de la comunidad y la paz social. 



Lo mismo que Maquiavelo pensó filosóficamente esta política, otros se dedicaron a la reflexión sobre otras perspectivas, como es el caso de Giordano Bruno, cuyas reflexiones tenían más imaginación poética que método científico. Él creía en un Dios pero al que identificaba con la naturaleza, y sentía el entusiasmo del hombre enfrentándose ante las posibilidades infinitas del Universo. También consideraba dañino a los seguidores acríticos de Aristóteles, que pretendían conocer la naturaleza basándose solo en razonamientos. 

Lo mismo pensaba Francis Bacon, quien se dedicó a la reflexión filosófica y política. Él, sostenía la idea de la aplicación mecánica de la lógica de Aristóteles e intentó anticiparse a la naturaleza para determinar como funciona desde la observación y obedeciéndola.

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